La crema hidratante es un básico en cualquier rutina de belleza, pero también es uno de los productos que más olvidados. Y no debería ser así porque no solo hidrata, también:
- Refuerza la capa protectora (manto hidrolipídico) que se deteriora con la edad… Al usarla, la piel queda protegida y es más resistente a las agresiones ambientales.
- Rellena las arrugas. El agua retenida en el interior de la epidermis “empuja” hacia arriba el surco de las arrugas y estas se difuminan. La piel queda más lisa y rejuvenecida de forma inmediata.
- Mejora la textura. Si está hidratada es más elástica y suave al tacto.
- Exfolia cada 7 días. De esta forma, retiras las células muertas que dan un aspecto apagado y favoreces la penetración de la crema. Exfolia bajo la ducha, insistiendo en las zonas rugosas aunque con gestos suaves.